José Luis Martínez Campuzano de Citi
¡Es la deuda!
Y sin embargo, sigo pensando que los políticos siguen sin entender la situación actual. Por ejemplo, los mercados son identificados como un
ente que impone disciplina cuando debería enfocarse en los problemas sociales y políticos.
Pero los mercados son inversores que desde hace
meses observan con estupor un deterioro continuado del Euro al mismo tiempo que desconfían de cualquier otra política que no esté enfocada
en reducir la excesiva deuda pública (y privada, especialmente la privada).
Como decía un buen amigo, economista experimentado en varias
crisis de deuda latinoamericana, "el riesgo de impago de la deuda es
directamente proporcional a su tamaño, por encima del 50%, el riesgo de impago es enorme, en niveles del 100% será muy difícil
pagar".
Por cierto, cuando yo le respondía que en
algunos casos se manejaban ya superávit primarios, su respuesta era
clara: "ya, pero no pagan".
Tras mucho pensarlo, y créanme que he pensado mucho sobre el tema, he
llegado a la conclusión de que el actual es momento de técnicos y
gestores y menos de política.
Quizás es que estoy influenciado por los
mensajes de austeridad y recesión. Nos ponemos contentos al conocer
que la economía europea no ha decrecido en el Q1, cuando nos olvidamos
que todos esperábamos en diciembre un primer trimestre en positivo
tras el Q4 del año pasado con descensos. Y ahora son pocos los
economistas que esperan datos mejores en el Q2.
El martes escuchaba el
informativo de una tv nacional con más del 70% hablando de economía,
mercados y ajustes. ¿Dónde quedan los movimientos como los
liderados el año pasado por algunos economistas que defendían un cambio
de actitud ante el creciente pesimismo?. Se olvidaban, los pobres,
que el problema no es tanto de actitud como de deuda. Elevada deuda
acumulada. Por ejemplo, más de 3 veces el PIB español entre la privada
y pública. Y creciendo a corto plazo, pese a los ajustes. Ajustes
evidentes, con deuda privada a la baja en España pero a un ritmo
marginal frente
al fuerte aumento en paralelo de la deuda pública. ¡Es la deuda!.
Un alto cargo del Gobierno de Merkel decía hace poco, refiriéndose a
Hollande, que las elecciones no pueden cambiar los compromisos
alcanzados. Algo de esto pensó el FMI cuando en los planes de rescate ha
tratado de incorporar a toda la clase política en los países
considerados. Lástima que:
1. han surgido nuevos partidos que se
aprovechan del rechazo social a los ajustespopulismo;
2. dentro de
los partidos firmantes incluso se han producido movimientos internos que
rechazan los compromisos alcanzados antes.
Bueno, pues para
algunos está claro el camino a seguir: no más ajustes y a esperar la
recuperación. Se olvidan de la deuda. Y de cómo financiarla.
¡Esos
mercados! Sí, alguien tendrá que pagar la cuenta. Y hay dos
alternativas. La primera, que se cree dinero (bancos centrales) y/o que
el país rico
mutualice los riesgos y pérdidas del resto. Estas dos opciones están
encima de la mesa. Pero tendrá que pasar tiempo, mayor control y
especialmente un escenario precisamente más complicado en los mercados
como para que sean factibles.
¿Por qué siempre al límite? Es una
buena pregunta. En el caso del ECB creo que la respuesta tiene mucho que
ver con la necesidad de mayor cohesión fiscal y especialmente
política. El drama une mucho y quizás el drama e importante riesgo
actual lleve a una mayor convergencia. Pero, mientras esto ocurre, la
clase política se quejará de la banca, de los mercados y de los
especuladores. De nuevo, volverán a olvidarse del pesado lastre de la
deuda
acumulada que alguien tendrá que pagar.
Al final, los economistas nos hemos convertido en analistas políticos.
Estudiamos con detalle los sondeos, valoramos los potenciales acuerdos
entre los partidos, sus afinidades y prioridades. Y hacemos nuestros
propios pronósticos. Reconozco en este sentido de que todo lo que ocurre
en Grecia es quizás el mejor ejemplo extremo del riesgo político.
Llamativo como la población soporta en más del 76% el Euro pero apoya a
partidos que, aunque oficialmente también son Europistas, no quieren
seguir cumpliendo las normas para formar parte del Proyecto. Y
lamentablemente la convocatoria de unas nuevas elecciones en junio no
resolverán la paradoja actual. De hecho, aunque todos damos por
sentado que Grecia acabará abandonando el Proyecto de Moneda Única yo no
tengo nada claro que se materialice tan pronto como en junio.
Hay alternativas. En el terreno político siempre las hay.
Por cierto, se ha anunciado una conferencia telefónica previa al G8
entre los gobiernos europeos que participarán en la reunión del fin de
semana en Washington. Espero que haya respuestas y no sólo preguntas. De
esto último estamos "sobrados".
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