Santiago Niño Becerra
Los PIIGS ya no dan más de sí
Una de las moralejas que debe -'debe', no 'puede'- sacarse de esta crisis es la de que al débil, adiós. Es algo que no era desconocido, ya, pero por si alguna duda quedaba, ahí está ejemplarizado -y ejemplificado- en el caso de Grecia.
A Grecia se la metió en el euro como al resto de los PIIGS (esos que ahora, por decoro, se les denomina GIPSI) por una única razón: porque eran una potencial fuente de beneficios ya que a través de ellos podía hacerse negocio llevándoles los excedentes de capital que no tenían aplicación en la Europa central y en USA.
Para ello se tan solo tuvo que hacerse una cosa: decir que gracias al
euro el riesgo de todos los miembros del área euro era idéntico,
evidentemente los tipos de interés bajaron, y los ansiosos
consumidores-de-todo de los PIIGS se lanzaron a consumir de todo gracias
al crédito que se les dio.
Para eso los capitalistas tuvieron que tragarse algunos sapos como las
estadísticas que durante diez años Grecia fue remitiendo a la Comisión
Europea o las caídas continuadas de productividad de España, pero, en
fin: quien algo quiere, algo le cuesta.
Cuando la capacidad de endeudamiento-de-todos los actores económicos de
los PIIGS se agotó comenzaron a salir a la luz los contenidos de los
cajones: las mentiras horribles de los estadísticos griegos
(convenientemente asesorados durante el proceso de engaño horroroso), la
porquería que acumulan los bancos españoles, la insostenibilidad de la
economía portuguesa a la que le es imposible crecer, la inconsistencia
de aquello-que-se-llamó-el-Tigre-Celta, el caos italiano.
Los PIIGS, ni eran ya fuentes de negocio ni podían pagar lo que debían.
Había que rebañar la última molécula de helado de la copa y preparar el
camino para proteger a los jugadores, y llegaron los rescates, y las
intervenciones, y las monitorizaciones, y las amenazas, y los precios
impagables de la deuda, y las quitas; y los PIIGS se convirtieron en los
2010 en la versión 2.0 de la Latinoamérica de los 80.
Y
ahoya ya da igual. Los PIIGS ya no dan más de sí. Los acreedores son
conscientes de que también van a tener que hacerse más pequeños y que
tienen que salvar lo que puedan porque también sobre ellos van a llover
piedras. Por eso los PIIGS ya no importan, y por eso Alemania le ha
dicho a Grecia lo que le ha dicho: ya no te necesito, si puedes seguir
en el club con las reglas del club, vale, si no, tal día hará un año.
¿Y la gente de los PIIGS, sus ciudadanías?. Bueno, fueron los
intermediarios del negocio: compraron lo que fabricaron ellas u otras
ciudadanías, y 'pagaron' con los créditos que graciosamente les
concedieron. Ahora su capacidad de endeudamiento se ha agotado, cada vez
menos son necesarios para fabricar algo que pocos puede comprar, ni
para consumir las importaciones que otros semejantes a ellos hicieron.
Pero sí: siguen debiendo lo que compraron.
Esa es la película, y ahora, por si alguna duda había, ha quedado claro
el porqué los PIIGS fueron 'admitidos' en el euro a pesar de que era
ilógico que entrasen unos países que se encontraban a años luz de la
zona del marco en un área monetaria diseñada a imagen y semejanza de
esta.
¿Y ahora?, pues a seguir porque no estar sería infinitamente peor que
mantenerse. Esa es la paradoja: contigo mal, sin ti peor.
En el reino, ¿quieren echar la culpa a alguien?, pues échensela a los
Reyes Católicos por haber convertido a España en un exportador de
materias primas, a Carlos V y a Felipe II por desperdiciar y malgastar
la plata que España se llevó de América, a Inglaterra por haber puesto
toda la carne en el asador a fin de que Napoleón perdiese sus guerras, y
a Franco por haber detenido el crecimiento de España treinta años. Y
como ninguno de ellos está aquí para defenderse, pues mejor.
El resumen del resumen del 'dónde estamos hoy' puede ser este
estremecedor desglose: de cada 100 euros que bancos y cajas han
concedido en créditos en el reino, el mundo del ladrillo y la compra de
viviendas se llevó 59, y TODO EL RESTO 41. Atendiendo sólo a las cajas y
refiriéndonos sólo al 2010 para el tocho furon 68 euros y 32 para todo
lo demás. (El País 13.05.2012, Pág. 28). Además del Banco de España
muchos políticos también hubieran tenido que explicar muchas cosas, ¿no
creen?.
Me preguntan: ¿Y el Partido Pirata alemán?. Por lo que sé tiene el
enorme, absoluto y definitivo atractivo de que todo el mundo puede decir
la suya encuadrándose en uno de los casi infinitos lugares con que
cuenta y, allí, opinar y proponer, lo que es genial teniendo en cuenta
que la mayoría del resto de partidos para lo único que les interesa la
gente es que para que pongan su papeleta en la urna los días de
elecciones.
Pero el Piraten Partei tiene, pienso, un problema fundamental: no
resuelve Los Problemas que aquejan al planeta porque son a)
postglobales, b) supertécnicos, c) reticulares, d) megacompuestos y d)
transnacionales. Un grupo de personas, por numeroso que sea, y ungido
son la mejor voluntad del mundo, no puede llegar hasta el nivel
necesario para resolver eso: eso ha de ser resuelto por unos técnicos
con visión metaglobal y licencia para actuar, licencia que tiene que ser
dada por quienes hacen que el PIB sea generado: las corporaciones.
Que la filosofía del Partido Pirata es atrayente es algo obvio, pero es
utópica, aunque puede ser útil: un montón de personas diciendo -o
gritando- sobre muchas cosas y sin armar follón alguno ya que lo que
dicen lo dicen en
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School
of Management. Universidad Ramon Llull.
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