Enfocarse en la oferta
Utilizar todos los instrumentos
existentes... ¿les suena esta propuesta? Lo cierto es que la repiten con frecuencia los bancos
centrales, especialmente aquellos que aún están lejos de iniciar la normalización de las medidas
monetarias expansivas extremas.
De acuerdo, estos últimos, aquellos que
están iniciando el cambio de vuelta, son una minoría. De hecho, no estoy seguro de que realmente lo
tengan del todo asumido. Ayer mismo la Fed. Tras admitir que los riesgos hacia el crecimiento se han
reducido, tras reconocer la fortaleza del mercado de trabajo y del consumo, considera que se debe
seguir vigilando el contexto internacional. Y que sólo ve subidas graduales de tipos. El mercado se
ha posicionado ya para que la siguiente subida de tipos sea en diciembre. Pero aún faltan más de
cinco meses para que se materialice esta expectativas.
Con todo, la frase inicial de esta
pequeña nota no se refiere en este caso a un banco central. Fue una de las conclusiones, quizás la
más importante, de la reunión del G20 de Ministros de economía y bancos centrales celebrada durante
el fin de semana pasado en China. Y se referían a instrumentos monetarios y fiscales para impulsar
la demanda. Pero, también, a reformas para ajustar la oferta y aumentar el crecimiento potencial.
Naturalmente esto último tiene menos predicamento entre las autoridades económicas mundiales.
Especialmente en el ámbito político.
Al final, luchar contra un escenario de débil
crecimiento y baja inflación requiere sin duda de la aplicación de todos los instrumentos de
política económica. Pero, ¿qué ocurre cuando algunos de ellos se han llevado a niveles extremos sin
éxito? Quizás, es una sugerencia, sería más adecuado buscar alternativas en otros que aún no se han
aplicado. O su aplicación ha sido marginal. No, no me refiero a la política fiscal para impulsar la
demanda a corto plazo. Especialmente cuando la contrapartida es una creciente deuda pública que
supone un nuevo riesgo a medio y largo plazo en términos de estabilidad financiera.
El resto
son reformas y ajustes estructurales, enfocados en la oferta. Reducir la sobrecapacidad y aumentar
la flexibilidad para que mejore tanto la productividad como la inversión empresarial, elevando de
esta forma el crecimiento potencial.
Quizás como anticipo de la Reunión del G20, el FMI
publicó hace unos días una nota esbozando las "Reformas estructurales" necesarias. No es la primera
vez que lo hace y probablemente tampoco será la última.
¿De qué tipo de reformas estamos
hablando? Reformas en el sistema de producción y mercado de trabajo, internacionalización de la
empresa, impuestos y también enfocadas en el sector financiero. En algunos casos, como estas
últimas, se ha avanzado mucho. Incluso podríamos decir que se ha ido demasiado rápido en algunos
temas. Todo lo contrario en el resto.
Dentro de los países del G20, los países desarrollados
deben enfocarse en reformas que favorecen la innovación cuando los países emergentes deben hacerlo
en aquellas medidas que mejoran el funcionamiento del mercado. También se debe considerar el momento
en el ciclo económico, en ambas tipos de economías favoreciendo la infraestructuras que aumenta el
producto a corto y medio plazo. Realmente, el momento concreto del ciclo económico también puede
favorecer el énfasis en reformas como la del mercado de trabajo. Y me refiero a matizar el objetivo
de una mayor flexibilidad en un momento bajista del ciclo que se traduzca en una mayor deterioro del
mercado de trabajo. Se dice que las reformas hay que llevarlas a cabo cuando se puede, aunque
lamentablemente es mucho más frecuente que se apliquen cuando no se pueden evitar. Elegir el
momento, amplificando el impacto positivo de las reformas, es sin duda mucho mejor que verse
obligado a ejecutarlas en un momento social y políticamente costoso.
¿Y las políticas de
demanda? No digo que sean inapropiadas, aunque lo cierto es que en el caso de la política monetaria
puede tener un protagonismo excesivo. De hecho, como también advierte el FMI en su Nota, muchas de
las reformas estructurales pueden aumentar el margen de maniobra de las políticas de demanda. En el
caso de la política fiscal ahora es mucho más evidente: un aumento del crecimiento potencial
conlleva una mejora en las perspectivas de ingresos públicos y de reducción de deuda dando más
margen a corto plazo para reducir los impuestos/aumentar los gastos a corto plazo.
Por
último, ayer el BCE publicó las últimas conclusiones de su encuesta a analistas financieros y
económicos.
Ligera revisión a la baja en las perspectivas a corto plazo e inflación. Pero,
sin cambios en la proyección de crecimiento e inflación a medio plazo en niveles respectivamente de
1.7 % y 1.8 %.
¿Les parece poco? Pues no confíen sólo en las políticas de demanda,
especialmente la monetaria, para cambiarlo. De hecho, ni poco ni mucho. Son las reformas, ajustes,
las que pueden propiciar su elevación.
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