José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la AEB
¿Se están equivocando?
El BOE decidió la semana pasada mantener los tipos de interés. Una decepción para un mercado que asignaba una probabilidad del 70 % de un recorte de 0.25 puntos en el tipo de interés oficial.
¿La razón? Simplemente que es demasiado pronto para evaluar el impacto
del Brexit. Y valoró de forma positiva la reacción de los mercados
financieros, salvando el shock inicial.
Al final, para buena
parte de los inversores simplemente se trata de una decisión tomada que
se ha pospuesto. Frases como el "most members expect monetary policy to
be loosened in August" del Comunicado del MPC hasta el "material easing
likely to be needed in aug" posterior del economista del BOE. En
definitiva, predispuestos a tomar nuevas medidas expansivasesperando a
tener argumentos para hacerlo.
https://www.bis.org/publ/work570.pdf
Tener
nuevos argumentos. Realmente, en mi opinión, los bancos centrales
necesitan nuevos argumentos para ampliar las medidas expansivas
actuales. También, para no retirar algunas de las existentes. La
alternativa es dejarse llevar. Y esto significa repetir en algunos casos
lo que se ha hecho hasta el momento: responder a las demandas del
mercado con nuevas medidas expansivas, en demasiadas ocasiones
confundiendo la deseada estabilidad financiera con unos precios al alza
de los activos financieros. Pero, ¿de verdad es lo mismo?.
Precisamente
el Brexit ha podido responder en parte a la pregunta anterior. La
primera reacción del mercado fue muy negativa, con fuertes descensos de
los precios de los activos con riesgo (bolsas. ¿por qué la deuda no?).
Fuerte caída de la liquidez. Gran ironía la caída de la liquidez que se
tradujo en un movimiento desordenado del precio de los activos
financieros en un mundo caracterizado por un exceso de liquidez. Los
bancos centrales prometieron (o amenazaron con) nuevas medias
expansivas, comenzando por el BOE. Y sin embargo, en principio, luego no
han hecho falta. ¿Cómo entenderlo? Es la liquidez. Y fue el pánico
irracional. Dicho esto: ¿realmente los bancos centrales pueden con más
liquidez luchar contra un escenario de riesgo político? ¿Pueden las
medidas de los bancos centrales contraponerse a los problemas
estructurales de muchas economías?. No crean que yo no estimo la
importancia de las medidas monetarias excepcionales dispuestas hasta el
momento. Pero, lo que realmente comienzo a cuestionar es que estas
medidas se conviertan en normales. Y que los bancos centrales estén
siempre dispuestos a ampliarlas cuando sea necesario. Por cierto, suele
ser necesario si las condiciones financieras en los mercados se
deterioran. Vaya, si los precios de los activos sufren.
Ayer un
economista me sugería que la continua caída de los tipos de interés de
la deuda "obliga" a los bancos centrales a mantener bajos los tipos de
interés de corto plazo. Al final, que los tipos de interés de mercado
condicionan a los tipos de interés oficiales. Yo, por mi parte, creo que
los tipos de interés de largo plazo los fija el mercado y los oficiales
los determina el banco central. También creo que, en un escenario tan
extremo como el actual, la transparencia en la comunicación de los
bancos centrales pasa a segundo plano con respecto al momento. Y esto
precisamente debió ocurrir en el caso de la reunión del BOE de la semana
pasada. Y en la del BOC el viernes. En definitiva, la sensación de que
la política monetaria no está al servicio del mercado. Y que, si se
actúa así, bien explicado, la reacción del mercado no tiene por qué ser
negativa. Esto es lo que ha ocurrido en los últimos días en UK.
Pero
los inversores creen que realmente sólo se ha pospuesto la decisión de
volver a recortar los tipos de interés en UK. Como también creen que es
sólo cuestión de tiempo que el ECB vuelva a recortar el tipo de interés
de depósito al mismo tiempo que amplía la fecha límite de compras de
papel que inicialmente finalizan en marzo de 2017. Este convencimiento
me inquieta: ¿por qué debería hacerlo?. Me responderán que las
expectativas de inflación siguen bajas, que el Brexit tendrá un coste
económico negativo y hasta que el ECB debe seguir apuntalando a los
mercados (en este punto entra el reciente repunte de las primas de
riesgo). Pero, ¿de verdad tiene poder la autoridad monetaria europea
para luchar contra todo esto? Yo creo que no. Aunque, naturalmente,
puede intentarlo. Es más: siempre se puede ir mucho más en política
monetaria. ¿No es el helicopter money la posibilidad de inyectar dinero
directamente a empresas y familias? Eliminar a la banca como
intermediario. Al fin y al cabo, la banca se enfrenta a sus propias
limitaciones en términos de regulación, márgenes de tipos, competencia
no bancaria y hasta bajo crecimiento. Un absurdo en mi opinión. Todo
ello, además de dificultar la liquidez en los mercados (la banca siempre
ha sido un suministrador de liquidez en los activos financieros) puede
también limitar su propia actuación de financiación del crecimiento. O
hacerlo mucho más caro, considerando el riesgo y coste regulatorio en
que incurre. Con todo, como poder, puede hacerlo. Pero, garantizar un
éxito en las medidas tomadas es más complicado. Y limitar los riesgos y
costes añadidos que contienen sin duda está muy cerca de ser un
imposible.
Al final, al margen de que los bancos centrales tengan
o no argumentos para tomar nuevas medidas expansivas (o prolongar las
existentes) lo realmente relevante en mi opinión es que establezcan un
plan o estrategia a futuro para retirarlas. ¿Les llama la atención que
diga esto? Hace seis o siete años, cuando comenzaron a ser aplicadas,
era lo normal. Ahora simplemente se valora el coste a corto plazo de
hacerlo. Se confía en que en el futuro surgirán oportunidades para
eliminarlas. Pero el futuro es incierto. Tras más de ocho años de
Crisis, nadie puede decir lo contrario.
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