Carlos Montero
"El mejor momento para vender una buena acción esnunca"
Seguro que muchos de ustedes habrán leído o escuchado la recomendación financiera de "cortar las pérdidas y dejar correr las ganancias". Es uno de los consejos más útiles y a la vez más difíciles de seguir que he escuchado. Y es que para hacerlo se necesita un control emocional difícil de obtener. No caer en la avaricia o en el miedo es sumamente complicado cuando todo a tu alrededor se derrumba o el optimismo llega al paroxismo.
Para reforzar lo anterior les voy a traer a estas páginas la experiencia
de un consumado trader profesional, Jesse Felder, que relata de forma
muy gráfica los mayores errores de inversión que ha cometido durante su
carrera. Los llama errores por una prematura evacuación. Veamos:
El
otro día vi que Starbucks hacía un nuevo máximo histórico incluso en
medio de la más profunda corrección de los últimos cuatro años. Esto me
llevó a pensar en los peores errores que he cometido en el mercado. En
contra de lo que pudiera parecer, no fueron malas operaciones. De hecho
fueron muy beneficiosas, pero mucho menos de lo que podrían haber sido.
Hay
diferentes tipos de errores. Warren Buffet llama a las inversiones que
no hizo pero que debería haber hecho "errores de omisión". También
existen los "errores de comisión" o aquellas operaciones que se hicieron
y no deberían haberse hecho. Pero hay errores peores a mi entender, y
son aquellas operaciones que se hicieron, que se probaron acertadas, y
que se vendieron demasiado pronto.
Cerca de los mínimos de la crisis
financiera yo compré Starbucks a 5 dólares. En aquel tiempo me
sorprendía que en la peor recesión en décadas, con esta acción perdiendo
el 75% de su valor, los beneficios de la compañía no bajaban en
absoluto. La gente estaba dañada financieramente, y a pesar de ello,
eran tan adictos a sus productos que ellos no podían parar de
comprarlos. ¡Eso es un gran negocio!
Yo vendí la acción a 15 dólares
el último año. No fue una mala operación, pero el problema es que ahora
la acción cotiza a 60 dólares. Podría haber más que triplicado mi dinero
después de haberlo triplicado en 2010. Un fallo épico.
Otro ejemplo.
Cuando el valor de la acción de Devon Energy se redujo a la mitad en
2001, la compañía anunció una masiva recompra de acciones de casi el 20%
del capital en circulación. Al mismo tiempo, sus máximos directivos
empezaron a comprar acciones con su propio dinero. Miré los
fundamentales de la compañía y me parecieron realmente baratos y los
resultados estaban altamente apalancados al precio del gas, el cual
parecía que inevitablemente subiría en los próximos años.
Yo compré
un paquete de acciones a 20 dólares. Unos pocos años más tarde vendí esa
participación a 60 dólares. Cuando el precio del petróleo alcanzó los
150 dólares la acción se dobló de nuevo respecto al precio al que las
vendí. Ahora el precio está por debajo, pero dejé de ganar mucho dinero
en los 18 meses después de mi venta.
Pero probablemente el peor error
que he cometido en mi vida fue vender Ball Corp. En el apogeo de la
burbuja puntocom este fabricante de vidrio y aluminio estaba
prácticamente olvidado por los inversores. Era de la vieja economía y a
nadie gustaba este tipo de valores.
Lo que me llamó la atención es
que el equipo directivo de la compañía comenzó a comprar fuertemente
acciones propias. Yo hice lo mismo. Mi precio medio se situó sobre los 3
dólares. Como en los casos anteriores la acción se triplicó con
bastante rapidez. No recuerdo exactamente, pero creo que las vendí sobre
los 10 dólares. Las acciones de Ball Corp. están ahora sobre los 66
dólares. El mayor error de mi carrera.
La experiencia que nos
relata aquí Jesse Felder da la razón a aquellos míticos inversores que
defienden la máxima de "el mejor momento para vender una buena acción es
nunca"
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