La economía mundial se mantiene a la deriva en aguas turbulentas
La economía mundial está siendo acosada por una
peligrosa combinación de patrones divergentes de crecimiento, una demanda deficiente, y los riesgos
de deflación.
La última actualización de los índices para
la recuperación económica mundial revela divergencias agudas en las perspectivas de crecimiento
entre las economías avanzadas y los mercados emergentes, y también dentro de estos
grupos.
Las perspectivas de crecimiento para las economías avanzadas han mejorado, pero esto
es en gran parte debido a al buen crecimiento en los EE.UU. y el Reino Unido. La zona euro sigue
sumida en un bajo crecimiento y la economía de Japón parece haberse estancado de nuevo. "Los países
exportadores de materias primas, tanto avanzadas como emergentes, se han visto afectados por una
aguda desaceleración del crecimiento", dicen en un artículo en FT el profesor de la Dyson School
Eswar Prasad y el analista de Brookings, Karim Foda.
"La economía de Estados Unidos sigue
fortaleciendo, con la demanda interna cogiendo impulso, como se refleja en el aumento de las ventas
minoristas y la inversión. A pesar del sólido crecimiento del empleo y una tasa de desempleo a la
baja, las presiones salariales siguen sin hacer acto de presencia. La inflación se ha mantenido
baja, gracias a un dólar fuerte y unos débiles precios de la energía, y el índice IPC ha coqueteado
con la deflación. El crecimiento del crédito sigue siendo robusto, pero los mercados estadounidenses
de renta variable, la producción industrial y las exportaciones se han visto frenados por la
debilidad económica en el resto del mundo. La posibilidad de que la Reserva Federal comience su
ciclo alcista tasas en diciembre resalta cómo de asíncrona es la recuperación de Estados Unidos en
relación al ciclo económico en la mayoría de las otras economías avanzadas.
La zona del euro
y Japón se enfrentan a una difícil combinación de débil crecimiento, unos precios cercanos a la
deflación, y la ausencia de reformas fundamentales necesarias para reactivar la demanda interna.
Cualquier crecimiento en la zona euro se considera una victoria y la eurozona ha mantenido esas
expectativas, creciendo a menos del medio por ciento en el segundo trimestre. La economía japonesa
se contrajo en el segundo trimestre. A pesar de las políticas monetarias muy expansivas, la
inflación en ambas economías es escasamente positiva.
Las economías de los mercados
emergentes, que se habían convertido en los principales motores del crecimiento mundial tras la
crisis financiera, ahora están liderando la economía mundial hacia una depresión. El crecimiento ha
caído, los negocios y la confianza del consumidor se están erosionando, y los mercados financieros
han sufrido un duro golpe en estas economías.
La mayoría de los indicadores económicos
apuntan a una pérdida de impulso del crecimiento en China, con indicadores como el consumo de
electricidad y los volúmenes de carga que apuntan a una desaceleración de la manufactura aún mayor.
Mientras que los políticos todavía tienen algo de espacio para impulsar el crecimiento más cerca del
objetivo del 7 por ciento, la incapacidad de las medidas de política monetaria para impulsar el
crecimiento ha elevado los riesgos para el sistema financiero y sacudido la confianza en la
capacidad de reconducir la gestión económica. Estas preocupaciones han sido exacerbadas por los
errores recientes en la gestión de la volatilidad del mercado de valores y del tipo de
cambio.
Entre los principales mercados emergentes, sólo la India sigue manteniendo un fuerte
crecimiento del PIB, aunque la producción industrial y otros indicadores de la actividad económica
sugieren que la economía está en una posición menos robusta.
Las presiones deflacionarias
siguen siendo una característica de muchos mercados emergentes. En China, la inflación del IPC está
alrededor del 2 por ciento, pero la deflación del PPI se ha intensificado a casi el 6 por ciento. En
la India, la inflación del IPC ha caído por debajo del 4 por ciento, una fuerte caída desde
alrededor del 10 por ciento de hace apenas un par de años, mientras que la inflación IPM ha caído a
negativa.
Hay un conjunto diferente de mercados emergentes que experimentan un complejo
conjunto de problemas: estancamiento del crecimiento, alta inflación, y caída de las monedas. La
economía de Brasil está en contracción, la inflación está cercana al 10 por ciento, y el valor del
real brasileño ha caído más de un 30 por ciento frente al dólar este año. Países como Rusia,
Sudáfrica y Turquía han sufrido fuertes golpes en el crecimiento y en sus divisas, a menudo en
combinación con una alta inflación.
La política monetaria sigue siendo la herramienta
principal en la mayoría de los países, con el dinero barato y las monedas débiles convirtiéndose en
las principales señas de identidad de las políticas anticíclicas ostensiblemente agresivas. Sin
embargo, la impotencia de la política monetaria para impulsar el crecimiento se ha vuelto
dolorosamente evidente, sobre todo cuando se está actuando de manera aislada y cuando un gran número
de países están recurriendo a la misma jugada.
Las recetas políticas para la mayoría de las
economías siguen siendo las mismas que en los últimos años, un conjunto más equilibrado de políticas
macroeconómicas, acompañado por muy importantes reformas estructurales. Pero parece que los líderes
políticos han aprendido pocas lecciones y siguen dependiendo en gran medida de la muleta conveniente
pero tambaleante de la política monetaria."
Fuentes: Eswar Prasad y Karim Foda, FT
Carlos Montero
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