Australia: ¿la próxima Grecia?
El mes pasado Gina Rinehart, la mujer más rica de
Australia y matriarca de dinastía minera Hancock de Perth comunicó un desagradable anunció a sus
trabajadores en Australia Occidental: aceptar un posible recorte salarial del 10% o enfrentarse al
riesgo de despidos futuros.
Rinehart, cuya familia ha acumulado una
enorme riqueza extrayendo mineral de hierro, ha visto menguar su fortuna ante el desplome de los
precios de las materias primas que comenzó el año pasado. La magnate de la minería australiana ha
visto descenso su riqueza estimada a alrededor de 11.000 millones de dólares desde los 30.000
millones de hace apenas tres años.
Este colapso en su riqueza es un síntoma de un problema
económico más amplio que ahora sufre Australia, que durante años fue conocido como el país
afortunado debido a su preponderancia en recursos naturales, tales como mineral de hierro, carbón y
oro, señala Andrew Critchlow en The Telegraph. Durante los años de auge del llamado "súper ciclo" de
las commodities, cuando la demanda de China superaba con crecer la producción de Australia, la
economía del país se parecía a Arabia Saudita.
Mientras que el resto del mundo sufrió las
consecuencias de la crisis financiera mundial, la economía de Australia - estrechamente vinculada a
China - parecía impermeable, con pleno empleo y un sólido superávit comercial.
Sin embargo,
el colapso en los precios del mineral de hierro y carbón, junto con el impacto de los recortes de
inversión de las grandes empresas mineras internacionales, ha dejado al descubierto la verdadera
vulnerabilidad de Australia. Al igual que Arabia Saudita, que ahora está quemando sus reservas
extranjeras para compensar la caída de los precios del petróleo, Australia se enfrenta a un colapso
en los ingresos por exportaciones.
Las recientemente cifras revisadas de abril muestran que
el déficit comercial del país con el resto del mundo se disparó a un récord de 4.140 millones de
dólares australianos (unos 2.835 millones de euros). Se espera que esa brecha entre el valor de las
exportaciones e importaciones aumente ya que el recurso más importante de Australia sigue tocando
nuevos mínimos. El mineral de hierro cotiza a alrededor de 50 dólares por tonelada, en comparación
con un máximo de alrededor de 180 dólares por tonelada alcanzado en 2011. El carbón térmico también
ha sufrido fuertes pérdidas, ahora cotiza a alrededor de 60 dólares por tonelada, comparado con
alrededor de 150 dólares por tonelada de hace cuatro años.
Para una economía que depende
sensiblemente de los recursos (en 2012 suponía el 65% de su comercio total de bienes y servicios)
estas caídas dramáticas en los precios son casi imposibles de absorber sin infligir daños
colaterales. La caída de los ingresos en divisas extranjeras ha obligado a Australia a endeudarse
más para mantener el gasto público.
El respetado economista australiano Stephen Koukoulas
escribió recientemente acerca de los peligros que los niveles crecientes de deuda externa podrían
presentar para las generaciones futuras. ¿Podría un período prolongado de bajos precios de las
commodities convertir a Australia en la versión asiática de Grecia, siendo China su banquero de
último recurso en lugar de la Unión Europea?
Koukoulas señala que a finales del primer
trimestre de este año, la deuda externa neta de Australia había subido a un récord de 955.000
millones de dólares, igual a casi el 60% del producto interior bruto. Aunque esto está muy por
debajo de las cifras griegas, que cuenta con una relación poco envidiable de más del 175", sin
embargo es insostenible, sobre todo si va a subir aun más.
El gobierno en Canberra y el Banco
de la Reserva de Australia ha apostado a que la depreciación en el valor de la moneda del país vaya
a ayudar a compensar la disminución de su industria minera dominante. Sin embargo, eso no ha
sucedido en la medida en la que hubieran deseado. Aunque las últimas encuestas de confianza
empresarial han sido alentadoras, la economía exceptuando la minería parece estar irremediablemente
ponderada a la única otra área de crecimiento importante, el sector inmobiliario.
El problema
es que Australia, después de décadas de esfuerzo por diversificarse, se parece cada vez más a una
economía de petrodólares de Oriente Medio, pero sin la inmensa cantidad de reservas de moneda
extranjera que respalde la caída de los precios de las materias primas.
En cambio, los
australianos deben endeudarse para mantener el nivel de vida al que se han acostumbrado, que incluso
algunos griegos admitirán es insostenible.
Fuentes: Andrew Critchlow
Carlos
Montero
Lacartadelabolsa
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