Carlos Montero

Una visión más reposada de la crisis griega

Capitalbolsa | 06 mar, 2015 19:59
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Transcurridos ya unos días desde el acuerdo entre las autoridades europeas y el nuevo gobierno griego podemos hacer una reflexión más reposada. En principio tenemos que decir que la resolución del conflicto es meramente coyuntural. Se ha prorrogado en cuatro meses el rescate financiero heleno dando así tiempo para una solución definitiva -si esto es posible.
Las declaraciones tras el acuerdo de los máximos representantes de ambas partes no auguran un fácil entendimiento transcurrido ese plazo. Alemania y los países centrales de la zona euro no hablarán del tercer rescate hasta que las medidas exigidas sean implementadas en su totalidad -ya lo anticipó ayer Angela Merkel-, mientras que el ministro de finanzas griego ha declarado repetidamente que la política de austeridad en el país ha finalizado. Es decir, las partes no se han movido ni un milímetro de sus posturas iniciales, y se emplazan para la confrontación dentro de cuatro meses.
Grecia, a pesar de la impresión generalizada, ha obtenido importantes logros en la negociación. Ha conseguido enfrentar los objetivos presupuestarios de 2015 y 2016 sin los recortes exigidos por la Troika, lo cual le otorga espacio para luchar contra la pobreza en el país que según algunos observadores ha alcanzado cuotas de crisis humanitaria. "No se ha conseguido mucho, pero más de lo que  se tenía antes. Podemos definirlo como una escaramuza exitosa", afirmaba tras el acuerdo James Galbraith, profesor de economía de la Universidad de Austin Texas y asesor del gobierno griego en las negociaciones.
"Una escaramuza exitosa", y es eso precisamente lo que ha sido. La verdadera guerra se desarrollará en apenas cuatro meses. Y en este punto me gustaría destacar que el campo de batalla no será tanto el ámbito económico como el político.
Van a confrontarse dos sensibilidades electorales muy diferenciadas. Por un lado la del gobierno griego que tiene que cumplir gran parte de sus promesas electorales, y por otro la de los gobiernos de aquellos países que por uno u otro motivo no pueden permitir que la postura helena salga victoriosa. Alemania y los países de su círculo de influencia porque sus opiniones públicas no lo entenderían, y la de España y otros países periféricos porque se corre el riesgo de que opciones como las de Syriza obtengan el poder. En suma, el acuerdo definitivo sigue estando igual de alejado que antes.
La opinión generalizada mantiene que Grecia tiene la postura débil en las negociaciones. Los mercados financieros así lo creen, por eso asumen que terminará cediendo. Yo no estaría tan seguro.
El principal factor de fuerza en las negociaciones de los acreedores internacionales es que si no siguen inyectando dinero en Grecia terminará saliendo de la zona euro lo cual sería "un drama" para sus ciudadanos. Y para que sigan apoyando al país éste tiene que cumplir con todos y cada uno de los requisitos exigidos. Pero ¿realmente sería una catástrofe?
En el corto plazo la vuelta al dracma provocaría una devaluación drástica e inmediata: El valor de los ahorros caería, el precio de las mercancías importadas se dispararía, muchas empresas tendrían dificultades para financiarse, habría huida de capitalesSí, eso sucedería en el corto plazo. Ahora bien, una vez pasado ese shock inicial, con los controles de capitales necesarios por parte de las autoridades helenas, el país volvería a recuperar el control de su política monetaria, lo que le daría la oportunidad de hacer frente a sus problemas económicos, sus exportaciones subirían considerablemente, su sector turístico mejoraría y los costes laborales serían más competitivos.
Grecia profundizaría su recesión y la situación del país empeoraría en el futuro cercano. Algo más allá es muy probable que la economía se recuperara más rápido de lo que la gente estima. Ya habido ejemplos de esto en el pasado: Argentina en 2001 donde meses de caos fueron seguidos de años de rápido crecimiento. Islandia tuvo una experiencia similar después de su crisis financiera.
En cuanto a la zona euro, la salida de Grecia de la unión monetaria, aunque económicamente tendría un impacto limitado, provocaría una fuerte crisis en el proyecto político europeo.
Grecia está mejor dentro de la zona euro pero no a toda costa. Las concesiones que pide el gobierno heleno son totalmente asumibles por las autoridades europeas, y sobre todo por las alemanas, cuya historia económica ha demostrado estar repetidamente equivocada en sus planteamientos. Desde un punto de vista económico es asumible, no estamos tan seguros desde un punto de vista político.

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