Dos conclusiones del desenlace de la crisis griega

Capitalbolsa | 02 mar, 2015 12:45
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Tras el comentario anterior sobre las discrepancias (probablemente insalvables) que aún existen entre las autoridades griegas y europeas, publicamos las conclusiones que sobre los últimos acontecimientos de la crisis griega han sacado los analistas de MG Valores:

De la reciente crisis por el cambio de gobierno en Grecia y sus negociaciones con la unión europea me quedaría con dos ideas principales. Por un lado que la unión monetaria europea implica unas normas y compromisos muy determinados para los países miembros que sólo saliendo del euro se podrían romper. La segunda es que el impacto de la salida del euro de un país pequeño como Grecia sería muy limitado. Otra cuestión es que se percibiera que algún país en concreto pudiera moverse en esa dirección. En el caso de España, por ejemplo, si se percibiera que un partido como Podemos puede llegar al poder podría sin duda aumentar la inestabilidad en los mercados, pero no simplemente por un efecto contagio de la salida de Grecia del euro.


La Unión Monetaria y el pacto norte-sur. Tal y como se concibió la unión monetaria uno de sus principios claros era el de la independencia fiscal de los países. En Europa la solidaridad fiscal tiene lugar a nivel nacional, pero cada país tiene que valerse por sí mismo y no se contemplan transferencias fiscales entre países salvo cuestiones puntuales como los planes de inversiones en regiones desfavorecidas y similares. Una consecuencia directa de esto es que el BCE tiene expresamente prohibido financiar el déficit público de los países mediante la compra de sus bonos. En ausencia de un banco central que la respaldase, la deuda soberana de los  países periféricos entró en crisis a partir de 2010 ante el temor de los inversores a una quiebra. La solución que se dio a esa crisis fue una especie de pacto norte-sur: los países que no podían financiarse en los mercados podían optar a un programa de rescate por el que obtenían financiación de instituciones europeas a cambio de un duro programa de ajuste que diera ciertas garantías de poder recuperar los préstamos en el futuro. Estos programas implican por tanto cierta pérdida de soberanía puesto que la acción de gobierno tiene que ajustarse a las exigencias del programa. Pretender, como ha hecho el gobierno griego, recuperar su plena soberanía manteniendo a la vez la financiación de la UE es simplemente imposible, pues va contra las normas y el espíritu del pacto que asumieron todos los países de la unión. Si Grecia, o cualquier otro país, quiere ser plenamente soberano tendrá que salir del euro pues el proyecto de integración europea implica una cesión de soberanía desde el nivel nacional al nivel europeo. Es precisamente en esta cuestión clave de la soberanía donde se encuentra la divisoria entre los partidos de corte más o menos populista que han ido surgiendo por toda Europa y el resto de partidos. El auténtico riesgo para el euro sería el crecimiento de esos partidos pero mi impresión es que una vez que lo peor de la crisis parece haber quedado atrás, lo lógico sería que el éxito de estos partidos haya tocado techo.
La recesión ha finalizado, incluso en Grecia. Deberíamos estar iniciando un período prolongado de crecimiento en Europa.
Hacia un tercer rescate de Grecia. El acuerdo actual básicamente deja las cosas como estaban durante 4 meses más en los que se negociará un nuevo programa de financiación. El principio básico de condicionalidad del  programa se seguirá respetando, lo que no significa que no se puedan negociar algunos cambios en las medidas concretas del programa actual como una suavización del superávit primario, extensión de plazos de la deuda, etc. El Gobierno de Syriza podrá, dentro de los límites impuestos por el déficit y la racionalidad económica de las medidas, imprimir cierto sello a su acción de gobierno acorde con su particular percepción de la política, pero si lo que piensa es en un modelo revolucionario tipo socialismo del siglo XXI me temo que tarde o temprano tendrán que salir del euro. En definitiva, creo que ha quedado demostrado que el proyecto europeo tiene unos principios muy claros sobre los que existe en mi opinión un consenso absoluto entre "izquierda y derecha" en el norte de Europa. Los programas de rescate y las OMT lanzadas por el BCE durante la crisis pueden verse como un gran acuerdo norte-sur que tendrá que ser respetado en todo caso si es que queremos mantener el proyecto europeo.

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