¿Cuánto durará la actual anomalía?
"Lo de que la bolsa refleja la evolución de las compañías está por ver. Los analistas llevan meses advirtiendo sobre los decepcionantes resultados empresariales tanto en EE.UU. como en Europa y los índices no hacen más que subir y subir. Y las previsiones no se revisan precisamente al alza", me comentaba hace unos días un gestor particular con cierta razón.
Creo que este debate se ha producido muchas veces en la historia
financiera. ¿Reflejan realmente los mercados la evolución de las
compañías que cotizan en ellos? La respuesta que alcanza mayor consenso
es la de que en el corto plazo no, pero en el largo plazo la evolución
corporativa y del precio de la acción tiende a coincidir.
Creo
que aclarará este hecho un reciente informe realizado por Scott
Krisiloff, jefe de inversiones de la firma de inversión Avondale Asset
Management. Krisiloff señala que según según Factset, el crecimiento de
los beneficios empresariales de las compañías que forman el S&P 500
en 2015 es ahora de únicamente el 2,9% frente el 8,2% esperado a
principios de año. La caída en estas previsiones ha sido realmente
importante, mientras que el selectivo sigue en zona de máximos
históricos.
Desde 1900 en 53 años el crecimiento de beneficios
del S&P ha sido menor del 5%. En 45 de esos 53 años el crecimiento
ha sido negativo. Lo paradójico es que en 33 de esos 53 años el
selectivo estadounidense ha conseguido cerrar en positivo. A
continuación publicamos el detalle de esos ejercicios.
Estos
datos sugerirían en principio que no existe mucha correlación entre los
crecimientos empresariales y la evolución de su cotización en bolsa,
dando la razón al gestor individual al que hacía antes referencia. Sin
embargo, en un análisis más detallado vemos que las conclusiones son
diferentes.
De esos 33 años con rendimientos positivos en 14
ocasiones el año anterior el S&P 500 registró rentabilidades
negativas. Es decir, los inversores anticiparon la mala evolución
empresarial. Por otro lado, la media del ratio PER de esos ejercicios
fue únicamente de 11,6 veces beneficio, claramente por debajo de la
media histórica. El selectivo estaba infravalorado.
Sólo en dos
ocasiones desde 1900 el S&P Composite ha subido a pesar de las
débiles ganancias empresariales, con el indicador cotizando a múltiplos
elevados y con signo positivo en los ejercicios anteriores: 1997 y 1998.
Por
tanto, la situación actual es claramente anómala. La evolución positiva
de las bolsas occidentales a pesar del mal comportamiento de los
resultados empresariales es un comportamiento que únicamente se
justifica por las excepcionales políticas monetarias de los Bancos
Centrales, que han inundado a los mercados de liquidez, estableciendo
una falsa sensación de ausencia de riesgo.
Las anomalías pueden darse durante un tiempo, pero terminan corrigiéndose de forma inevitable.
Carlos Montero
Lacartadelabolsa
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