Carlos Montero
"Es difícil conseguir que un hombre entienda algo cuando su salario depende de que no lo entienda"
La atracción de muchos analistas hacia la catástrofe es casi mítica. Las advertencias de crash de mercados se ha hecho tan consustancial con algunos medios financieros y algunas de sus principales firmas, que se ha creado un término para definirlos: "Los siemprebajistas".
Se preguntarán ustedes el motivo de esa tendencia. Para contestar utilizaré las palabras de un antiguo compañero que me señalaba hace mucho tiempo, "nadie consigue la gloria previendo una subida del mercado". Y tiene razón. Si vaticinas un crash en las bolsas, en los bonos, en el sector inmobiliario, y finalmente estás acertado, tu carrera a partir de ese momento recibirá un enorme impulso.
Ahora
bien, la inmensa mayoría de esas predicciones catastrofistas no se cumplen, lo cual, aun siendo
positivo, no evita que muchos inversores se vean atrapados por estos malos augurios.
Bob
Seawright, jefe de inversiones de Madison Avenue Securities, relata en su blog los cuatro sencillos
pasos que el vulcanólogo Erik Klemetti de la Universidad de Denison estableció para analizar las
distintas predicciones del fin del mundo, que son totalmente aplicables para las predicciones de
crash en los mercados de valores:
1. Tenga en cuenta su origen. A menos que sea de una fuente
intachable, ignórela.
Los expertos (especialmente los falsos expertos), son propensos a las
mismas debilidades que todos nosotros. Sin embargo los expertos no suelen rendir cuentas, y
raramente admiten su error. Peor aún, los expertos más conocidos y más frecuentemente citados son
los menos fiables en sus conjeturas (piensen en Jim Cramer), en gran parte debido al exceso de
confianza.
Desde 1990, el Banco de la Reserva Federal de Filadelfia realiza una encuesta a
diferentes expertos económicos preguntándoles sus puntos de vista sobre las probabilidades de
recesión para cada uno de los siguientes cuatro trimestres. Lo denomina el "índice de
ansiedad".
Los resultados son reveladores. Los datos determinaron que la probabilidad
pronosticada de recesión no explicaba absolutamente ninguno de los retornos trimestrales del mercado
de valores. De hecho, estos datos sugieren que las previsiones servían como un buen indicador
contrario del futuro comportamiento del mercado de acciones.
Aunque me encantaría decir lo
contrario, hay pocas razones para pensar que nadie puede predecir los grandes movimientos del
mercado con algún grado de consistencia. Muy pocos "expertos" hablarán sobre sus fallos, y todos
tienen un montón de errores.
2. Considere los datos. Exija un montón de datos de múltiples
fuentes y con la confirmación adecuada.
Como el legendario inversor Peter Lynch advirtió,
"Los inversores han perdido mucho más dinero tratando de anticipar las correcciones que en las
correcciones en sí mismas." Esto es en gran parte porque los grandes crash, a diferencia de las
correcciones comunes, no suceden muy a menudo. La especificidad es una gran enemiga de los expertos.
Quien no fija en sus predicciones fatalistas un periodo específico terminará estando en lo cierto,
no importa cuál sea el coste de oportunidad que se haya pagado en el camino.
3. Considere la
escala de las cosas. Incluso con buenas evidencias de un problema actual, en la mayoría de las
ocasiones estos problemas son relativamente menores.
Las correcciones son comunes, los crash
de mercado no. Es mucho más probable que una caída determinada forme parte de una corrección común
de mercado, que de un crash de las bolsas como vemos en el gráfico adjunto. Relativice los
problemas, pues en la mayoría de los casos estará acertado.
4. Considere la motivación. ¿El
pronosticador tiene una motivación personal para hacer una predicción?
Eche un vistazo a la
lista de personas que han promocionado un crash inminente. La mayoría están vendiendo algo, tienen
una motivación política para querer ver un crash, o ambos. Todos están buscando hacerse un nombre al
pronosticar una gran caída.
Existe un amplio campo de investigación de lo que se denomina
"razonamiento motivado", y su otra cara "el sesgo de confirmación". Mientras que el sesgo de
confirmación es nuestra tendencia a notar y aceptar lo que se ajusta a nuestras creencias
preconcebidas, el razonamiento motivado es nuestra tendencia complementaria a examinar las ideas de
manera más crítica cuando no estamos de acuerdo con ellas que cuando estamos de acuerdo. En general,
vemos lo que queremos ver y actuamos en consecuencia. Y tenemos interés en ver las cosas de cierta
manera, es casi seguro que lo veremos así.
Conclusión: "Es difícil conseguir que un hombre
entienda algo cuando su salario depende de que no lo entienda", Upton Sinclair.
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