Carlos Montero

¿Por qué nos equivoquemos a la hora de tomar decisiones?

Capitalbolsa | 10 sep, 2014 14:54

¿Qué hace a una persona bien intencionada y bien informada tomar decisiones equivocadas? Es una pregunta que a lo largo de mi vida profesional me he formulado decenas de veces, cuando después de análisis concienzudos terminaba tomando decisiones erróneas.

Me vino esto a la cabeza después de haber leído durante las vacaciones un interesante artículo en la revista de negocios de la Universidad de Harvard donde los directivos Jack Zenger y Joseph Folkman exponían nueve factores que justificaban gran parte de las malas decisiones. Son estas de más a menos significativas:
1. Pereza: Se presenta como un fracaso a la hora de comprobar los hechos, o tomar la iniciativa para confirmar las hipótesis, o para reunir información adicional. Básicamente estas decisiones equivocadas se basaban en experiencias pasadas y los resultados esperados simplemente en una extrapolación del pasado.
2. No anticipar acontecimientos inesperados: Es desalentador considerar sistemáticamente la posibilidad de eventos negativos en nuestras vidas, y así la mayoría de la gente asume que lo peor no va a suceder. Por desgracia, las cosas malas suceden con bastante frecuencia. La gente muere, se divorcia y tiene accidentes. Los mercados se estrellan, los precios bajan, y los amigos no son de fiar. Hay excelentes investigaciones que demuestran que si la gente se tomara su tiempo para considerar lo que podría ir mal, serían muy buenos para prever los problemas. Pero muchas personas simplemente se niegan a hacer estas proyecciones negativas.
3. Indecisión: En el otro extremo de la escala, cuando nos enfrentamos a una decisión compleja que se basa en constante cambios de variables, es fácil seguir estudiando los datos, pedir un informe más o realizar todavía un mayor análisis antes de tomar una decisión. Cuando los informes y los análisis llevan mucho más tiempo de lo esperado, las decisiones se retrasan y se pierde la oportunidad. Se necesita coraje para mirar los datos, tener en cuenta las consecuencias de manera responsable, y luego seguir adelante. Muchas veces la indecisión es peor que la toma equivocada de decisiones. Los que más se paralizan por el miedo son aquellos que creen que un error arruinará su carrera y así evitan cualquier riesgo en absoluto.
4. Permanecer anclado en el pasado: Algunas personas toman malas decisiones porque están utilizando los mismos datos antiguos y los mismos procesos. Tales personas se acostumbran a creer que aquello que funcionó en el pasado funcionará en el presente, y tienden a no buscar nuevos enfoques. Mejor lo malo conocido. Pero con demasiada frecuencia, estos procesos llevan a error y esto es porque se basaron en supuestos que no son ciertos y que no se revisan.

5. No tener ninguna alineación estratégica:
Las malas decisiones a veces se deben a un fracaso para conectar el problema con la estrategia global. En ausencia de una estrategia clara que proporcione un contexto, muchas soluciones parecen no tener sentido. Cuando se vincula estrechamente una estrategia clara a los problemas, empiezan a surgir las mejores soluciones.
6. Sobre dependencia: Algunas decisiones no se toman porque una persona está esperando que otra la tome por ella, que a su vez está a la espera de la decisión de otra, y así sucesivamente. Los tomadores de decisiones eficaces encuentran la manera de actuar de forma independiente cuando sea necesario.
7. Aislamiento: Algunos líderes han establecido una organización que no se enriquece de la experiencia de otras personas cuando lo necesitan. A veces estos líderes carecen de las redes de comunicación necesarias para acceder a la información correcta. Otras veces la gente no implica a otras porque quieren el mérito para ellas solas. Por desgracia, tienen la culpa también de las malas decisiones.
8. Falta de profundidad técnica: Las organizaciones de hoy son muy complejas, e incluso los mejores no tienen la suficiente profundidad técnica como para comprender plenamente las cuestiones multifacéticas. Pero cuando los tomadores de decisiones se basan en el conocimiento y en la experiencia de los demás sin ninguna perspectiva propia, tienen dificultades en la integración de toda esa información para la toma de decisiones efectivas. Y cuando ellos carecen de conocimientos y experiencia básica, no tienen manera de saber si una decisión es brillante o terrible. Seguimos encontrando que los mejores ejecutivos tienen una experiencia lo suficientemente profunda para comprender las implicaciones de las decisiones que van a tomar.
9. Falta de comunicación: Algunas buenas decisiones se vuelven malas porque la gente no las entiende, o incluso las desconocen. La comunicación efectiva de una decisión es fundamental para su implementación exitosa.

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